La procesionaria es un lepidóptero, y su nombre científico es thaumetopoea pityocampa. Cuando hablamos de estos bichitos, pensamos directamente en pinos, pero debemos saber que también habita en cedros y abetos. El clima en el que se sienten más cómodas, son lugares en los que el calor no llega a ser intenso, y el frío normalmente es agudo; de hecho, las encontramos habitualmente en zonas geográficas boscosas de Europa del Sur y en algunos bosques también del centro de Europa.
¿Por qué os hemos advertido de su peligro? Pues una de las afecciones que más se suelen dar en los humanos, como consecuencia de la cohabitación con estas oruguitas, es que como podréis comprobar en la foto, están cubiertas de unos pelitos; estos pelitos, se desprenden y flotan por el aire. Este hecho, provoca en los humanos reacciones alérgica e irritaciones otorrinolaringológicas, cuando no se complica la cosa. Con esto, queremos deciros, que a veces, cuando hablamos de jardinería, nos centramos en el daño que hacen ciertos seres vivos a la belleza, crecimiento o desarrollo de nuestras plantas, pero hay que ser también especialmente cuidadosos con qué tipo de bichos pueden atacar a las plantas que tenemos en casa, pues las plagas a las que se enfrentan ellas, también son peligrosas para los humanos. De hecho, estos animalitos que a simple vista parecen tan inofensivos, son especialmente agresivos en lo que a reacciones en el cuerpo se refiere, dado que afectan sus efectos a poblaciones de riesgo, como la población infantil o cuando pasamos por la etapa de la vejez.
La solución más sencilla, aunque quizás arriesgada para la salud, es acabar con nuestra pre-plaga. Es decir, dar la solución antes de que llegue el problema. Cargarnos todos los nidos que estén en nuestros preciosos arbolitos, e incinerarlos para evitar que alguna larva quede hábil para el desarrollo. Por otro lado, también se pueden emplear productos de fumigación, aunque quizás puedan resultar todavía más peligrosos para la salud, tanto de nuestra familia como de nuestra planta, y por supuesto, dar con un producto que realmente mine la población de orugas en nuestro jardín o en un jardín público, es un proceso bastante más largo.
No hemos hablado de las personas a las que no les importa vivir con estos bichitos. En cualquier caso, o sacrificáis vuestra planta, o sacrificáis a los bichitos, pues su convivencia es incompatible en la actualidad.
Un saludo y esperamos que os haya gustado esta entrada.
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